En los primeros siete meses de ese año, de enero a julio, se han corregido más de 122.600 contratos fraudulentos. La mayor parte, 69.600, son contratos temporales que han pasado a ser indefinidos, mientras que el resto, cerca de 53.000 empleos, son fijos discontinuos transformados en fijos ordinarios. En abril, en el Ministerio de Trabajo reconocían que la utilización de los contratos fijos discontinuos en la educación es muy discutida, pero consideran que la reforma laboral permitirá facilitar que se revise si se le da un uso correcto. Este tipo de contratos fijos discontinuos, que están diseñados para hacer frente a la elevada estacionalidad de algunas actividades económicas, ha provocada polémica sobre cómo se contabilizan en las cifras de desempleo los períodos de inactividad, y también es una potencial fuente de fraude que, precisamente, con estas campañas de choque la Inspección de Trabajo quiere atajar.